1) Camino, salto pregunto, que donde estoy, que no se escucha, que no se
ven, que no son, que donde, que hola uy uy uy que lindo que es jugar cuando
nadie te ve.
2) Ella, el, ellos, ellas ¿nosotros? ¿nosotras? ¿quienes? cachucha, si,
dijo cachucha la partera... seguro que va a ser activa, ay, con ese pitulin
seguro que te gusta el futbol... quien... ¿a mi? Vengan ustedes que seguro nos
entendemos... Tengo una F en el DNI... ay! yo tambien! que bueno, seguro que
podemos ser amigas! Miralo a ese, es un jodido, no debe hacer nada en la
casa... Tiene una M, tiene una M... ¿Una M? Que horror! Con una M???? Y
cocina??? Seguro que debe ser marica... Nooooo, maricas noo....¿No ves que está
encorvado? Pero tiene una M.... Le pesa la M.... ¿Cuanto pesa una M si te gusta
coser? Porque cocinar, bueno.... Pero... ¿Estas encorvado? Es el peso de la F,
que con una patita sola tiene demasiado peso en un mismo punto... ¿Que punto?
el punto M? el punto F? el punto G? Ay, no jodas.... Es grave lo que pasa...
Tiene una M...
Naaaahhhh... Yo fascista? No es mi culpa que los demás sean asi... Yo
no discrimino a nadie, pero lo real... lo real... eso si....Se me hace un
nudo... un nudo borromeo cada vez que pienso que puedo ser fascista y que lo
real....
Veni, veni, veni.... Pichicho, pichicho... donde estas?.... a ver la
patita?
¿Cómo hago para hacer de perro? Me dicen que ladre asi, que asi es el
personaje, pero... No me gusta como ladra ese perro... No ladra bien... Parecen
maullidos.... Van a pensar que yo no se ladrar... Que frustración! Yo podría
mostrarles como ladran los perros, que soy el mejor guardián de cualquier
jardín, pero no.... Tengo que hacer de caniche toy....
Guau Guau! Grrrr....
Ay! que lindo! qué simpático! Cómo juega con las lanitas del tejido...
Guau Guau! Grrr.... ¿Qué, de qué se ríen? Estoy cazando una oveja, soy
un perro cazador....
3) Quien brilla. A quien nos atrevemos
a mirar. Quienes deseamos ser. Qué desean de nosotros. Sostener la imagen para
seguir acompañados por la mirada valorizante. Temor al fracaso. Frustración de
no poder desarrollar nuestra potencia. Diques que contienen los flujos
irregulares. Ser, deber, tener. Preocupaciones que obligan. Amores que atan.
Progresos que retrasan. Sin salirse de la linea. Lo familiar, el drama, lo
oscuro. Paso a paso los miedos comunes, que asustan menos porque están
tabulados. Ser loco, ser anormal, ser infantil. La soledad, la muerte. El universo
que implosiona. El futuro en el caldo de oparin. Gritar, gritar. Bronca cuando
estamos satisfechos, porque el deber es falta, es sometimiento, es resignacion.
Dar la otra mejilla para quedarse con la espada. Clavada. La cruz. Que no
ilumina el cielo, porque lo que lo ilumina son las minas, los culos, las tetas,
las minas de famatina, el agua que no has de beber porque el progreso está a la
vuelta de la esquina, segui derecho, humano. La bronca, la dulce venganza,
ledezma, lo familiar, lo oculto, lo desaparecido, lo prohibido, lo que no debés
ser, mejor tener el oro y beber la sangre que brota de la cruz, porque la
polvora oculta las constelaciones, y las contaminaciones. Del alma. Del agua.
De las vinculaciones.
4) Siento el deber de hablar en primera persona. Me lo
prometí como un esfuerzo por seguir la lógica colectiva. Pero lo intento y no
puedo más que narrar el presente, este fluir de letras navegantes de la
gramática. Para compartir el drama personal que asoma en este devenir grupal,
debo hablar de la multiplicidad, de la fuerza opresiva de la norma. No resueno
en lo familiar, ni en las oscuridades de la infancia. Tal vez porque lo haya
hecho durante mucho tiempo, tal vez por que los vicios de experiencias
anteriores hacen que fluya mejor en resonancias anárquicas en los que
dejo que la coherencia sea simplemente una operación de lectura y si acaso.
Por eso capaz me hice la osa la vez pasada y no leí mi resonancia. Porque si bien era
personal y expresiva de mi ser y sentir, no representaba a mi novela y sentí
que eso era una falta, que podía ser leido como resistencia. Por eso hoy lo
intentaré. Porque de algún modo esas dudas provienen de mi más que del grupo.
Necesito hacerme cargo de mis proyecciones. ¿Qué de mi resuena con la escena de
la vez pasada? Tal vez esta dicotomía entre la familia como proyecto y los
deberes y resignaciones que parecen venir de su mano, y la sensación de
libertad que da el no tener horarios, el pensar a la pareja como compañera de
algo a definir y menos determinado. También me identifiqué con la previa
de Marta quien decía sentir que en algunos momentos se metía para adentro
5) Camino por la cornisa. No quiero mirar abajo porque hay rocas. No
quiero mirar al costado porque no hay nada, o en realidad hay mucha gente
ajena, que es lo mismo que nada. Presentifican mi soledad. No puedo decirles
que estoy afuera, porque la neurosis me hace dudar si lo que me deja afuera son
los demás allí presentes con su bullicio, u otros demás, con su irremediable
ausencia. Yo necesito a mi clan, pero sus raíces no son las propias y me quedo
como clavel del aire en el desierto, esfumando uno a uno a los que construí como
míos. Me parece poco legítimo gritar, porque la gran verdad no está allí, en
ese frío, si no en el calor de la sangre que fue volcada. Y yo aprendí a nadar
en ese río rojo, a nadar como mariposa acercándome a las nubes, pero sin
tocarlas, espacio inabarcable. Siempre el tema es esa línea divisoria que, o
bien me deja afuera, o bien me seduce con contenerme en su interior y aparece
cierta asfixia opresiva. No puedo aferrarme a sus migajas porque las aves
migratorias se las comen y se las llevan lejos, a otro hemisferio.
6) Olvido. Memoria. Por un lado los olvidos, lo desconocido, lo oculto,
lo ocultable, los reencuentros. El pasado que aparece en el presente. Los
viajes, los exilios, los devenires familiares. Por otro lo ceremonioso. Las
formas, los silencios, las preguntas que examinan. La desaprobación recíproca
que en desventajas de poder se introyecta. Veo una alfombra blanca, un
sillon blanco, un orden impoluto, esencia de una casa habitada de tal forma que
expulsa a sus habitantes. La formalidad de los encuentros que vacían los
momentos dejando sus formas huecas, casi algebraicas. El privilegio del plato
de más, que amenaza llenarte de basura la boca, para no escupir lo que sentís.
La cortesía que envenena. El silencio que grita fuerte lo que no querés decir,
porque la violencia que sentís es intensa, y el sillón blanco aunque pegue muy
bien con el barro de las botas. Los barrios cerrados, la mente cerrada,
las estructuras que asfixian. No existe lo apolítico. Lo personal es político.
Y no queremos el mismo país.
7) No quiero verte. Algo de lo que no sé me disgusta. Algo me devuelve
una imagen de lo que con tanto esfuerzo yo mismo contuve. Sos mucho más chico,
casi un pibe, o un pibe sin un casi. Pero aún así esta es mi casa. Y para el
mundo vos sos mi hijo aunque cuando te veo derrapar de este modo yo mismo lo
dude. Te quiero cerca, aunque lo que nos separa sea infranqueable.Te quiero
lejos, pero me aterra lo que dirán de ti y, por ende, de mi. Ese grupo que te
acompaña, que te llama, que te invita no debería revolotearte. Parecen
mariposas y no se dan cuenta que aún son pequeños gusanos. Yo, en cambio,
trabajo como tu madre. Soy un hombre con todas las letras que supo resignar
esos deseos pasajeros y construir una familia, mi familia. Ese es mi mérito.
Merezco tenerlos cerca, aunque la distancia es cada vez mayor. Como yo, aunque
no me quiera dar cuenta. Aún soy poderoso, con mis arrugas. Tenerte cerca como
un niño plancha mis manos, devuelve la fuerza que supe tener. Y vos... Vos, y
tu madre, vos y tus hermanos. Todos allí para recordarme que algo no funciona,
que es imposible mantener las cosas en su lugar, en el lugar que yo determino.
Prefiero la tele. Conjuga la distancia con el control. Me permite ver el mundo
desde mi sillón y, si no me gusta, cambiar de canal. Pero vos atravesás la
muralla con esos bríos de potrillo rebosante de energía que andá
saber de donde la habrás sacado. De mi no porque aún la conservo. No
estoy envejeciendo. No me has quitado nada. No tienes la juventud que yo he
perdido. No me estoy quedando solo, Aun tengo el control de lo que pasa. Amo a
mi televisor: es el único que entiende mi cansancio y se apaga cuando aprieto el
botón.
8) C y B estuvieron muy cariñosas conmigo. Me gustó mucho eso.
También la onda de M. Quizás me sentí más segura con lo intelectual. Quizás
por haber ido al otro grupo. Quizás por el mate. Me pareció que se armó algo
más grupal... Será por la competición? Algo distinto pasó allí. Me quedó de la
lectura el que algunos, frente a la amenaza de desmembramiento, toman un rol
muy fuerte y otros se retraen. Yo tiendo a retraerme.
9) ¿Cómo hacer una apertura que abra y no cierre? ¿Cómo coordinar en la
disparidad? ¿Cómo hacer hablar al vacío, a las ausencias? ¿Cómo sobrevivir en
un ambiénte que se percibe como ajeno, muy ajeno?
10) Al caminar registro que rengueo… Miro a mi alrededor con envidia,
los árboles con sus raíces, los autos con sus ruedas. La niña buena que hay en
mí se descoloca: con toda la furia de la que soy capaz me tiro sobre un ceibo y
arranco con mis dientes una rama blanda que casi sin mi ayuda igual hubiera
caído. Me sonrío como si acabara de realizar una gran hazaña. La mujer lobo
limpia con sus fauces el verdín que encontró alojamiento sobre la corteza
agrietada. Me vuelvo a sonreir pero esta vez casi con compasión. Observo desde
la distancia cómo mi cuerpo se transforma en bípedo accidentado y mis piernas
junto al trozo de madera extirpado dibujan un trípode. Practico el movimiento
al ritmo de un voraz apetito. Ante mi peso el tronco se derrite como manteca,
untando las tostadas que desayuno al despertar.
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