¿Existe la Salud sin Tiempo? ¿Cuál es la relación entre ámbos?
En la mayoría de los ámbitos de nuestra vida nos movemos sin Tiempo. O mejor dicho a un ritmo tan acelerado que nos es dificil desarrollar ciertas habilidades psicosociales imprescindibles para el bienestar personal y social. Por ejemplo, un ritmo tan acelerado que no logramos una buena observación, comprensión o distinción. Tan vertiginoso que, en el trato con otrxs, no logramos empatía. Con nosotrxs mismxs, no logramos distinguir a tiempo el desagrado antes de que se convierta en furia, los estímulos son simultáneos y abundantes que no logramos procesarlos adecuadamente. Aceptamos tareas en o por el trabajo que nos generan malestar porque no nos damos el tiempo de evaluar si se pueden evitar o si incluso necesitamos ese trabajo. Aceptamos, del mismo modo, rituales y modalidades afectivas sin darnos tiempo a ver que sentimos, qué necesitamos, que podemos. Nos cuesta contactar con el tiempo vital, el tiempo de las respiraciones, el tiempo de las tensiones y distenciones musculares, de los movimientos orgánicos, el hambre, el sueño. No le damos tiempo a que se desarrollen las emociones que cada situación dispara porque ya estamos ante nuevos estímulos. No nos damos tiempo para encontrar nuestro ritmo, nuestro lugar, nuestro hacer. No despejamos el tiempo para Ser. Para Honrar el Ser. No somos tiempo encarnado. Y como el tiempo es Dinero, como el tiempo es Progreso, el tiempo es incluso Vida (y todas en su aspecto cuantitativo) hay una epidemia social de inversion masiva de tiempo. Si. Inversión. Casi en términos financieros. Esta reflexión es sobre la que pivotea mi enfoque terapéutico.
Generalmente, cuando el primer contacto con un/a posible paciente es telefónico, aparecen las preguntas de rigor (y generalmente en este orden): ¿Cuánto cobras? ¿Qué psicología hacés? ¿Cuánto dura la sesión?. A lo que respondo anticipando que no se preocupe por lo que cobro, que eso nunca fue un problema que no pudieramos acordar con un paciente. Y le cuento que el principal compromiso es el Tiempo. El encuadre, la frecuencia, los honorarios y hasta el enfoque (en cierto marco, claro está) los acordamos juntxs. Es un trabajo en equipo donde analizamos juntxs sus necesidades y motivaciones y pensamos cómo encararlas, asumiendo que "lo" terapéutico no sucede sólo durante la sesión. Y donde yo aporto mis conocimientos y habilidades profesionales, mis recursos terapéuticos, mi escucha y mi tiempo. El principal objetivo, en mi enfoque terapéutico, es el Tiempo. La instalación de un tiempo vital, genuino. No sólo durante la sesión. Especialmente "en la vida cotidiana". Sea la problemática, motivación, necesidad y/o patología de fondo, el tiempo conciente, el tiempo vital debe expandirse a las diferentes áreas de la vida. La Salud es, en cierto sentido, reconocernos Vida. Experiencia mágica y biólogica a la vez. Experiencia temporal y sensorial. Buscar que el "cómo quiero vivir" tenga como fundamento a las sensaciones y experiencias que hacen amar la vida que transitamos. Y para ello buscar las estrategias que nos permitan "curar" nuestro tiempo, limpiar nuestro tiempo vital de aquellas pasiones tristes innecesarias (cambiando las circunstancias que las motivan) y elaborar y transitar con confianza aquellas pasiones tristes imprescindibles para determinado momento en que estemos.
La Salud es, desde esta perspectiva, el tiempo en que se desarrolla la vida y la potencia de nuestro Ser, en donde experienciamos, en tiempo presente, los afectos vitales, algunos más amables que otros, pero todos parte de la vida.
Así, la búsqueda terapéutica requiere de un multiabordaje: Recuperar el hábito de significar (y resignificar) las señales corporales; Registrar nuestros modos idéicos y comunicacionales; Evaluar nuestro sistema vital-habitacional-vincular-laboral-recreativo; Transitar, transicionar y elaborar nuestras emociones y sensaciones; Comprender nuestra historia, prehistoria y coyuntura y como nos habita desde el centro de nuestro ser; Recuperar, construir, recuperar espacios donde habitarlos con ánima lúdica; Identificar y construir comunidades, manadas que nos contengan; Encontrar espacios, vínculos y actividades que nos lleven a valorar positicamente la vida como experiencia donde desarrollarnos, desplegamos nuestra existencia; Apropiarnos de nuestra historia para escribir nuestro capítulo; encontrar las trabas subjetivas al desarrollo de aquello que nos proponemos; aprender estrategias organizativas ante situaciones que nos desbordan; buscar estrategias de mayor autonomía pese a las limitaciones que podamos tener en diferentes momentos y por diferentes motivos; perder los miedos innecesarios que nos dificultan las decisiones y acciones necesarias y deseadas; entre otras cosas. La búsqueda es amplia y se da en diferentes espacios, momentos y con diferentes guias y compañias. Pero siempre, siempre requiere de la apropiación del tiempo para la vida, para aquello que necesitamos, para aquello que debe sanar. Sin tiempo, no hay salud
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